Durante mucho tiempo se ha culpado al huevo como uno de los mayores causantes de nuestro aumento de colesterol, limitando su consumo a 2-3 semanales llegando incluso a eliminarlo por completo si las analíticas muestran cifras elevadas.
Hoy sabemos que esta creencia está científicamente desbancada ya que se ha demostrado que no es el colesterol ingerido el que causa problemas en nuestros organismo, sino el tipo de grasas saturadas que ingerimos, especialmente las grasas trans, las cuales no se encuentran presentes en el huevo.
En numerosos estudios se demuestra que no representa un riesgo cardiovascular, y además, que su consumo es recomendado para evitar estas patologías puesto que contiene fosfolípidos y grasas insaturadas que ejercen un factor preventivo en la arteriosclerosis.
El huevo contiene todos los aminoácidos esenciales para el ser humano, está cargado de vitamina B12, ácido pantoténico, biotina, vitaminas D, A, B2, niacina y minerales (fósforo, zinc, selenio), y contiene colesterol, pero es muy bajo en grasas y no contiene grasas trans.
Por tanto, dentro de nuestra Dieta Mediterránea el huevo es un alimento importante y muy recomendable de consumir, ya que incrementa los niveles de luteína y zeaxantina (carotenoides) que contribuyen a la prevención cardiovascular, por lo que podríamos consumir un huevo diario sin problema en beneficio para nuestra salud.