La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) acaba de declarar Patrimonio Inmaterial de la Humanidad a las cooperativas “por sus valores económicos y sociales”. Una noticia que no puede sino alegrarnos por el reconocimiento a la labor.
La Unesco explica en su declaración que “una cooperativa es una asociación de voluntarios que suministra servicios de índole económica, social o cultural a sus miembros con vistas a mejorar su nivel de vida, resolver problemas comunes y propiciar cambios positivos. Basadas en el principio de subsidiariedad que parte de la base de que la responsabilidad personal está por encima de la acción del Estado, las cooperativas permiten crear comunidades gracias a los intereses y valores compartidos por sus miembros, a fin de aplicar soluciones innovadoras a problemas muy diversos de la sociedad: desde la creación de empleos y la ayuda a las personas de edad, hasta la revitalización urbana y la ejecución de proyectos de energías renovables.
En las cooperativas todos pueden participar, y sus miembros tienen la posibilidad de comprar acciones de las mismas y tomar parte en la adopción de decisiones relativas a su orientación futura. El sistema cooperativo ofrece créditos con un interés módico a agricultores, artesanos y empresarios”.