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Investigadores del Laboratorio de Genotoxicología de la Universidad de Córdoba y del área de Genómica y Biotecnología del Centro Ifapa La Mojonera en Almería han asociado compuestos procedentes de la piel y la pulpa del calabacín amarillo con la muerte de células tumorales. En concreto, según informa la Fundación Descubre en una nota, los expertos han detectado que ciertas vitaminas y pigmentos de esta hortaliza frenan el crecimiento del cáncer en líneas celulares de leucemia humana. Al mismo tiempo han revelado su potencial antitóxico para el ADN que lo protege frente al daño oxidativo.

En su estudio, los científicos han analizado los niveles de cuatro compuestos presentes en el fruto, la luteína, zeaxantina, betacaroteno y la vitamina C. Con todos ellos, han realizado ensayos ‘in vivo’ para evaluar los posibles efectos antitóxicos que ejercen estas sustancias sobre los genes y también ensayos ‘in vitro’ con el objetivo de determinar su influencia en la destrucción y muerte celular.